Solsticio de junio: el día más largo (y más corto) del año

Cada año, el planeta Tierra experimenta dos solsticios: uno en junio y otro en diciembre. El solsticio de junio, en particular, marca un momento astronómico clave, cuando el Sol alcanza su punto más septentrional en el cielo. Esto da lugar al día más largo del año en el hemisferio norte y, a su vez, al día más corto en el hemisferio sur.
¿Qué ocurre durante el solsticio de junio?
El solsticio de junio ocurre cuando el Sol se sitúa directamente sobre el Trópico de Cáncer, una línea imaginaria ubicada aproximadamente a 23,4° de latitud norte. Esta es la latitud más al norte que alcanza el Sol durante el año, antes de comenzar su aparente desplazamiento de regreso hacia el sur.
En 2025, este evento astronómico tendrá lugar el viernes 20 de junio a las 20:42 CST en San José, Costa Rica, lo que corresponde al sábado 21 de junio a las 2:42 UTC.
Luz para (casi) todos
Cerca del solsticio de junio, aproximadamente el 99% de la población mundial puede ver la luz del Sol al mismo tiempo, gracias a la inclinación de la Tierra y su posición orbital.
En el hemisferio norte, el solsticio marca el día con mayor duración de luz solar, especialmente notable en zonas alejadas del ecuador. En regiones dentro del Círculo Polar Ártico, el Sol no se pone en absoluto: este fenómeno es conocido como el sol de medianoche.



Por el contrario, en el hemisferio sur, el solsticio de junio representa el día más corto del año, y en lugares dentro del Círculo Polar Antártico, el Sol ni siquiera aparece en el horizonte, produciendo la llamada noche polar.
¿Por qué se llama “solsticio”?
La palabra «solsticio» proviene del latín sol (sol) y sistere (detenerse). Este nombre se debe a que, durante el solsticio, el punto subsolar —el lugar de la superficie terrestre donde el Sol se encuentra directamente sobre la cabeza— parece detenerse en su recorrido hacia el norte o el sur antes de cambiar de dirección.
Durante los días previos al solsticio de junio, el amanecer y el atardecer se desplazan hacia el norte. El día del solsticio, alcanzan su punto máximo, y a partir de entonces, comienzan a moverse gradualmente hacia el sur.
La causa: la inclinación de la Tierra
La razón por la que ocurren los solsticios es la inclinación del eje terrestre: unos 23,4° con respecto al plano de su órbita alrededor del Sol. Esta inclinación hace que la cantidad de luz solar que recibe cada hemisferio varíe a lo largo del año.
En junio, el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol, mientras que el sur se aleja. Esto no solo explica la duración de los días, sino también el comienzo de las estaciones: verano en el norte e invierno en el sur, según ciertas definiciones astronómicas.
Curiosamente, el día más largo no siempre coincide con el amanecer más temprano o el atardecer más tardío. Por lo general, el amanecer más temprano ocurre algunos días antes del solsticio, y el atardecer más tardío, unos días después. Este desfase se debe a factores como la forma de la órbita terrestre y la inclinación del eje.
¿Por qué varía la fecha del solsticio?
Aunque muchas personas asocian el solsticio de junio con el 21 de junio, este puede ocurrir entre el 20 y el 22 de junio, dependiendo del año y la zona horaria.
Esta variación se debe a que el calendario gregoriano (con 365 o 366 días) no encaja perfectamente con el año tropical, que es el tiempo real que tarda la Tierra en completar una órbita alrededor del Sol: aproximadamente 365,242199 días. Este desfase acumulado es corregido mediante los años bisiestos, lo que explica por qué los solsticios y equinoccios no siempre ocurren en la misma fecha.
Un momento para celebrar y reflexionar
El solsticio de junio no es solo un fenómeno astronómico: también ha sido históricamente un evento cultural significativo. En sitios como Stonehenge en Inglaterra, miles de personas se reúnen cada año para presenciar el amanecer alineado con las antiguas piedras, un testimonio de la conexión entre los seres humanos y los ciclos naturales.
Ya sea que lo observes como el inicio del verano o simplemente como una curiosidad del cosmos, el solsticio de junio nos recuerda que vivimos en un planeta dinámico, en constante movimiento y maravillosamente inclinado.
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