Isla Tortuga, Golfo de Nicoya: Un Respiro para los Arrecifes

Isla Tortuga, Golfo de Nicoya
Los arrecifes de coral que rodean la Isla Tortuga están viviendo un renacimiento gracias a un innovador proyecto de restauración coralina liderado por instituciones locales y comunidades comprometidas con la conservación marina. Iniciado en agosto de 2024, este esfuerzo ha logrado avances significativos en la recuperación de ecosistemas marinos afectados por la degradación tanto natural como provocada por el ser humano, ofreciendo un rayo de esperanza en medio de una crisis global de blanqueamiento coralino.
El proyecto es resultado de una colaboración entre la Universidad Estatal a Distancia (UNED) sede Puntarenas, el Núcleo Náutico Pesquero del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el laboratorio PROLAB y la empresa Bay Island Cruises. Entre junio y septiembre de 2024, se trasplantaron 1.050 fragmentos de coral, a los que se sumaron otros 300 en los primeros meses de 2025. En total, ya se han cultivado aproximadamente 9.745,51 cm³ de coral, una cifra prometedora que augura la recuperación de las poblaciones de coral y peces en la zona.
Isla Tortuga : Proyecto de Restauración con Impacto
La iniciativa emplea técnicas avanzadas de jardinería coralina como los “árboles de coral” —estructuras de múltiples niveles donde se suspenden fragmentos— y las “cuerdas de tender”, que permiten el crecimiento de corales en condiciones óptimas de luz, oxigenación y protección frente a depredadores. Estas estructuras se anclan al lecho marino y flotan a unos cinco metros de profundidad.
Este proyecto nació tras un diagnóstico que reveló que los arrecifes de la Isla Tortuga estaban completamente degradados, producto de la sedimentación, la contaminación y la sobreexplotación.
Los corales son los bosques tropicales del océano, su importancia como hábitats que sustentan al menos el 25% de la vida marina y el 33% de la diversidad de peces, además de ser un motor clave del turismo en la región.



Comunidad y Ciencia: Una Alianza Vital
Sindy Scafidi, representante de la UNED, subrayó el impacto más amplio del proyecto.
La investigación en esta área nos permite rescatar, producir y multiplicar corales, contribuyendo al desarrollo sostenible de la región para que estas especies, que representan un gran atractivo turístico, puedan ser preservadas.
La participación activa de las comunidades locales fortalece el sentido de pertenencia y garantiza la conservación a largo plazo.
Este ejemplo local contrasta con una realidad global preocupante. Un informe reciente de la Iniciativa Internacional de los Arrecifes de Coral (ICRI) indica que el 84% de los arrecifes en el mundo han sido afectados por el evento de blanqueamiento más intenso registrado, impulsado por el calentamiento oceánico. Desde enero de 2023, 82 países han reportado daños, y la crisis continúa. En Costa Rica, el 77% de los ecosistemas coralinos enfrenta amenazas severas, principalmente por actividades humanas como la sedimentación, la contaminación y la sobreexplotación de recursos.



A pesar de estos desafíos, el proyecto en Isla Tortuga demuestra resiliencia. Al enfocarse en especies adaptadas a las condiciones del Golfo de Nicoya y aplicar técnicas innovadoras de cultivo, la iniciativa está reconstruyendo arrecifes capaces de resistir el estrés ambiental. Bay Island Cruises ha facilitado el acceso al sitio para buzos e investigadores, desempeñando un papel clave en el proyecto.
Un Compromiso Nacional con el Mar
Este esfuerzo se suma a otras iniciativas de restauración coralina en el país, como el Proyecto Sámara, que ya ha sembrado 2.000 corales y tiene como meta alcanzar los 3.000 antes de que finalice el año. En conjunto, estos proyectos reflejan el compromiso de Costa Rica con la conservación marina, ofreciendo un modelo a seguir para otras regiones que enfrentan la degradación de sus arrecifes.
A medida que las temperaturas globales siguen en aumento y los océanos absorben gran parte del calor excedente, los expertos insisten en la urgencia de combinar la restauración ecológica con acciones climáticas. El jardín de coral de Isla Tortuga se presenta como un símbolo de esperanza, demostrando que los esfuerzos comunitarios y enfocados pueden revivir ecosistemas vitales, incluso ante desafíos sin precedentes.
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