San Lucas

A ocho kilómetros de la ciudad de Puntarenas, en el Golfo de Nicoya, se encuentra la isla de San Lucas. Durante más de un siglo funcionó como una prisión que dejó una fuerte huella en la historia penitenciaria de Costa Rica. Hoy, ese mismo territorio es el Parque Nacional Isla San Lucas, abierto al público con senderos, playas y espacios para la observación de fauna.

Isla San Lucas: de prisión a parque nacional

Entre 1873 y 1991, la isla fue utilizada como centro penitenciario. En sus primeros años, se destinó a la reclusión de opositores políticos bajo el gobierno militar de Tomás Guardia. Más adelante, se convirtió en una cárcel de máxima seguridad, reservada para personas consideradas altamente peligrosas. Las condiciones en que se encontraban los reos eran extremas, como lo relató el escritor José León Sánchez en su novela La isla de los hombres solos, basada en su propia experiencia como prisionero en el lugar.

Una de las zonas más recordadas del penal es la celda de castigo, ubicada en una fosa subterránea al centro del patio principal, donde eran enviados quienes intentaban escapar. El espacio aún se conserva, junto a otras áreas como los pabellones, calabozos, la comandancia y el dispensario. Muchas de las paredes interiores contienen dibujos y marcas realizadas por los internos.

Recuperación y apertura al público

Después de su cierre en 1991, la isla fue declarada de interés arquitectónico en 1995 y refugio de vida silvestre en 2001. Fue hasta agosto de 2020 que el sitio se reabrió al público, como parte del proyecto gubernamental Ruta de Reactivación Isla San Lucas. El plan incluyó trabajos para habilitar senderos, reforzar estructuras y facilitar el acceso, cumpliendo con regulaciones sanitarias debido a la pandemia por covid-19.

Claudia Dobles, arquitecta y promotora de la iniciativa, destacó que la isla reúne elementos de valor histórico, natural y cultural.

Recorrido e infraestructura actual

Hoy, el parque cuenta con una red de senderos que atraviesa sus 500 hectáreas. Los visitantes pueden observar vestigios de las instalaciones penales y caminar por zonas de bosque tropical donde habitan diversas especies. Se han identificado al menos 40 especies de aves y 17 de reptiles, además de mamíferos como venado cola blanca, iguanas, ardillas, guatusas y tepezcuintles.

Entre los puntos habilitados para la visita se encuentran:

  • El Atracadero: estructura de concreto para el ingreso por mar.
  • La Calzada de Piedra: antiguo camino que conecta varios sectores de la isla.
  • La Capilla: edificio religioso con valor simbólico.
  • La Comandancia: parte del núcleo administrativo del antiguo penal.
  • Los Pabellones: sectores de reclusión con valor histórico.
  • Los Calabozos de Acceso: zonas de confinamiento.
  • El Dispensario: espacio destinado a la atención médica.
  • Barrio Las Jachas: área que muestra la diversidad de formas de vida en la isla.

El recorrido por San Lucas combina elementos de interés cultural y ecológico. Aunque el sitio conserva parte de su estructura original, los cambios realizados buscan facilitar su uso con fines educativos y turísticos, sin alterar su carácter.

Una historia que permanece

La historia de San Lucas ha sido comparada con la de otras islas penales como Alcatraz, en Estados Unidos. Su apertura como parque nacional permite conservar una parte de la memoria del país, mientras se promueve el conocimiento de sus ecosistemas y su pasado.

San Lucas ya no es un espacio de aislamiento. Actualmente, es un lugar accesible al público, con infraestructura que permite su visita y con un entorno natural que convive con los restos de su historia.

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