Los sabaneros son un símbolo de la identidad de Guanacaste. Van montados a caballo, cuidan de los campos y su característico sombrero los protege del sol de la llanura y de la lluvia. En todos los actos cívicos, los niños y los muchachos se ponen su traje de sabanero para honrar a esta población costarricense. ¿Pero de dónde nació la cultura sabanera y por qué se le considera tan importante en Costa Rica? En este artículo, hablaremos un poco sobre la creación de esta identidad regional. 

La identidad se consideraba después de la Segunda Guerra Mundial como la esencia de un individuo o un carácter destacado compartido por un grupo. Sin embargo, con el paso de los años y los diferentes movimientos raciales y étnicos se empezó a cuestionar esta definición, que era estática y esencial. Se tomó entonces por hecho que la identidad es algo fluido, múltiple, inestable, y algo muy importante, construido. 

Con la investigación histórica sobre las regiones e identidades regionales se ha podido observar cómo las historias y las identidades regionales y regionalismos son producto de procesos de construcción de discursos de poder. 

En el caso de Costa Rica, la provincia de Guanacaste ha sido racializada como la región mestiza del país y se imaginó como una nación blanca y homogénea. Esto fue reforzado por medio de los libros escolares y los viajeros extranjeros que visitaban Costa Rica. Pero fue en la década de los 30 cuando las imágenes de la cultura popular guanacasteca empezaron a mostrar al sabanero como representación oficial de toda la provincia, producto del discurso regional que buscaba unificar a las clases sociales en una sola. 

Según el periódico regionalista El Guanacaste en su columna Letanías, el guanacasteco ejemplar tenía que ser humilde, sin grandes deseos, dominar sus pasiones y eliminar la hipocresía; además, la felicidad debían ganarsela por sus propios medios y estar siempre satisfechos con su vida. Encima, la columna Letanías instruía a los pobladores a cultivar la tierra, a ser buenos montadores y a ser personas educadas y a promover su folclore. 

Conforme la figura del sabanero se fue convirtiendo en un símbolo guanacasteco, los estudios sobre esta comenzaron a surgir. Para Marc Edelman, el culto al sabanero se creó para estimular a los campesinos en los trabajos de sus haciendas ya que era la única manera de mantener a los trabajadores en sus fincas y superar la crisis de los 30. 

Entonces sí, la figura del sabanero es un símbolo guanacasteco que se ha mantenido hasta nuestros días con sus mismos valores y costumbres. Lo vemos en series televisivas nacionales, en obras de teatro, en la literatura, en las canciones y hasta en anuncios comerciales. Pero, debemos preguntarnos ¿qué tanto de nuestra identidad nacional y regional es natural y qué tanto es forzado?

Autora: Mónica Gallardo para Sensorial Sunsets