Ya llegó diciembre y todos quienes viven en Costa Rica saben lo que eso significa: el mes de los tamales. Así que este artículo va a estar enteramente dedicado a esta preparación culinaria que desde siempre ha sido una tradición muy querida por todos los ticos. 

El origen del tamal 

El tamal es originario de México y de las regiones norteñas de Centroamérica y gracias al intercambio cultural y comercial se difundió por todo el continente. A su vez, la palabra tamal viene del náhuatl tamalli, que significa “envuelto”. A pesar de la globalización y por ende, los cambios alimentarios de la población americana y el menor uso del maíz, la tradición de los tamales ha sobrevivido y sigue siendo una receta muy importante en el continente. 

Esto se debe a que el maíz es un grano que construyó la base de la alimentación de los pueblos prehispánicos en Mesoamérica, acompañado del frijol, los ayotes y otros alimentos disponibles en el territorio. Su nombre también tiene origen náhuatl, tlallotli que significa “corazón de la tierra”; y también está el origen de la voz del taíno mahis que significa “ lo que sustenta la vida”.

El tamal entonces era un alimento muy presente en la vida cotidiana y ceremonial de estos pueblos mesoamericanos y poseía varias formas de preparación y usos, según jerarquía o actividad festiva. Los tamales sin relleno eran consumidos por el pueblo mientras que los que tenían relleno (carne de aves, anfibios, pescado, camarones, perro, caracoles, semillas, hierbas, chiles, etc) eran disfrutados por personajes de mayor estatus social o eran utilizados como ofrendas en ceremonias religiosas. 

Más adelante, durante el período de conquista y la Colonia, el tamal perdió su valor simbólico y ritual por el choque cultural que se produjo. Sin embargo, su vínculo con fiestas familiares y comunitarias. 

Una tradición en Costa Rica

En Costa Rica existe evidencia arqueológica del maíz desde hace más de 5600 años. Su cultivo tuvo un gran impacto en el desarrollo económico y social de la población de esa época. A pesar de ello, en la década de los años 80, se presenta una crisis económica y consigo trajo cambios en el modelo de desarrollo como los tratados de libre comercio, y  una mayor importación del grano. Esto afectó directamente a los pequeños agricultores, que disminuyeron la producción local y el consumo del maíz.

La palabra “tamal” en Costa Rica se refiere al producto preparado con masa, principalmente de maíz, y envuelto en hojas. Pero también se usa para nombrar otras preparaciones como los pasteles dulces a base de maíz u otros productos harinosos horneados, por ejemplo, el tamal de elote o el tamal asado de maíz.

Una característica del tamal en Costa Rica es que está presente en la dieta cotidiana, en eventos familiares y comunitarios. De hecho, el momento de preparación de los tamales se llama “tamaleada”; este término reúne el concepto de reunión grupal donde se comparten recetas y tamales entre familias y amigos. 

Este platillo es entonces una viva muestra de la herencia y la reunión familiar en los círculos costarricenses, además de estar asociado a las fiestas navideñas. Se demuestra así la conexión que tiene la cocina y los seres humanos y sus emociones, su convivialidad.

Autora: Mónica Gallardo para Sensorial Sunsets