Tengo sueños eléctricos es un drama costarricense dirigido por Valentina Maurel.

La película se desarrolla en Costa Rica y cuenta la historia de Eva, una niña de 16 años que vive con su hermana menor, su gato y su madre, con quien tiene una difícil coexistencia.

La protagonista busca vivir junto a su padre, que se encuentra perdido en mundo de adultos, Eva descubrirá la ira que se apodera de ella y que, sin saberlo, heredó de él.

De hecho, Eva va más lejos: ve la agonía, la incapacidad, la violencia de lo que le espera ‘al otro lado’ después de la pubertad. Una mujer joven a medida que descubre su propia identidad y destino únicos

Ruta de festivales y premios

Tengo sueños eléctricos es una película costarricense que se presentó por primera vez en el prestigioso Festival de Locarno en septiembre de 2022. La película marcó un hito al ganar varios premios en el festival, convirtiéndo se en una de las películas más comentadas de Costa Rica. 

El recorrido de «Tengo sueños eléctricos» ha sido uno de los más exitosos para la cinematografía costarricense.

Su estreno nacional llega luego de una exitosa ruta de festivales, con premios en el Festival de Lorcano en Suiza a la Mejor Dirección para Maurel, Mejor Interpretación y Mejor Fotografía. 

Al mismo tiempo, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián recibió el Premio Horizontes, correspondiente a la categoría Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

También recibió el Alexander de Oro a la Mejor Película, el mayor premio otorgado en el Festival de Cine de Tesalónica en Grecia (Europa). Por otro lado, uno de los protagonistas, Amien Gutiérrez, se llevó el premio al mejor actor.

Retrato del paisaje costarricense

La cinta se filmó en San José y muestra muy específicamente la clase media urbana josefina. De hecho, la ciudad de San José, que pocas veces se muestra en los cines, se retrata alejada de todo lo exótico. 

En otras palabras,Tengo sueños eléctricos es una película costarricense que retrata la ciudad de San José de una manera inesperada. 

La película destaca la vida cotidiana de San José, que consta de momentos mundanos y extraordinarios. También explora cómo la tecnología ha cambiado la forma en que las personas viven sus vidas en esta ciudad, sin dejar de mantener sus valores tradicionales. A través de esta película, los espectadores pueden conocer la cultura y las costumbres de San José y apreciar su belleza desde una perspectiva diferente.

Es una exploración única y cautivadora de la ciudad y sus habitantes, ya que rara vez se muestra en los cines. 

A través de esta historia, Valentina Muarel quiere dar voz a aquellos que han sido agraviados y mostrar que se puede hacer justicia si somos lo suficientemente valientes como para perseguirla. 

Por otro lado, Valentina Muarel escribe ahora otro largometraje en el que quiere recuperar a los personajes de los que tuvo que cortar escenas en esta película.

Sin embargo este no sería una secuela, pero busca seguir con ese mismo gesto de querer filmar San José, más específicamente Zapote y a su vez, quizás abordar temas que tienen más que ver con la relación con la madre y con las hermanas. Una temática más femenina y con el interés de acercarse a la poesía.

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